Desde
que los Iberos construyeron el Pantano de Tibi, los alicantinos intentaron retener las aguas pluviales que
bajaban por los barrancos de nuestras montañas
para paliar la escasa e irregular pluviómetria de nuestra región.
A
veces con éxito (Amadorio y Guadalest) otras, aunque los mapas de los años 70
indicasen una fresca mancha azul, las aguas se filtraban desconsoladamente por
el árido suelo y el Pantano de Gisbert seguía perdiendo el agua que le llegaba,
sin solución.
El
Amadorio abastece La Vila y Guadalest Callosa, Altea y Benidorm. El Canal Bajo
del Algar los reunía y aprovechaba aguas de las Fuentes del Algar.
En
los 70 los lugareños contaban que estos pantanos solo se llenaban todos los 7
años y eran la única reserva de la comarca. Lo que fue suficiente para una
agricultura de subsistencia y las necesidades de pueblos que no llegaban a ciudades, se fue volviendo francamente
insuficiente con el “Boom turístico”.
La
catástrofe llego en Agosto 1978. Los pantanos ya no almacenaban ni una gota de
agua en plena temporada turística. Camiones-cisterna llegaron de toda España y
acarrearon el precioso liquido hasta aljibes y cisternas de casas y hoteles.
Desde el puerto se montó por l´Aiguera una tubería hasta los depósitos
municipales (después de la estación). Barcos trajeron un escaso líquido.
Acacias
4 poco recibió por esta vía y se abasteció por camiones. Eso nos daba una hora
de agua en las plantas bajas, a las altas algunos días no llegaba. El verano
fue largo y seco.
continuará ...