El malmeter y malaconsejar a sus
clientes, hipotéticamente hablando, suele ser la estrategia de un oportunista
que le importa un comino lo que les pase posteriormente, y solo busca la
confrontación y la contienda entre oponentes para que sean necesarios sus
servicios y así obtener provecho.
¿Son recomendaciones sensatas
aconsejar o permitirles tomar decisiones erróneas sin advertir las
consecuencias, como por ejemplo: no cumplir con lo acordado, arremeter hacia
quien reclama, transgredir la verdad, no respetar los derechos de quienes le pagan
el sueldo, saltarse las leyes, inventar argumentos que no se sostienen, enfrentarse
a un notario, despreciar estatutos, ocultar documentación, presentar un abogado
en la junta sin permiso de nadie, calumniar en el acta, mentir en un juicio, etc.?
¿Esto que es: asesoramientos de
un avispado, de un ignorante, o de alguien que detenta ambas singularidades? Yo
no lo se, pero me enteraré.
Y los simples que presuntamente le
obedecen ¿que tienen en la cabeza?
“Stultorum infinitus est numerus”