El concepto de poder para Tawney,
filósofo e historiador británico, se centra en la imposición de la propia
voluntad sobre otras personas.
Literalmente dice “el poder se puede definir como la capacidad
de un individuo o grupo de individuos para modificar la conducta de otros
individuos o grupos en la forma deseada y de impedir que la propia conducta sea
modificada en la forma en que no se desea".
El poder, aunque sea pequeño es
muy atractivo para cierto número de personas porque permite que alguien
absolutamente anodino y que no haya hecho nada relevante en su vida, se
convierta de repente en alguien importante dentro de su círculo.
En las estructuras organizativas,
como en el caso que me ocupa de las comunidades de propietarios, existen los
cargos que son asignados a las personas para cumplir una función. Esta función,
definida por ley, tiene vigencia mientras dure el cargo. Y ese cargo conlleva
un cierto poder.
Ahora bien, el poder suele
conllevar ciertos peligros, como el afán de querer perpetuarse y de no
ajustarse a las competencias que le corresponden y querer ejercer un dominio
absoluto, saltándose las leyes y las formas, en la creencia de que el poder del
cargo se ha convertido en algo absoluto, trasgrediendo sus propias limitaciones
y competencias, apoderándose, atropellando y pisando los derechos de los demás.
Y en ciertos casos, como ha ocurrido en esta comunidad con los cargos de
presidenta y vicepresidenta, insultando y agrediendo físicamente a quien intenta
no permitir esos abusos.
La insistencia en querer
perpetuarse en el cargo presentándose en las juntas con decenas de votos
delegados, por mucho que la Ley de Propiedad Horizontal lo permita, contradice
un principio básico de la democracia que es la alternabilidad y que los cargos
en una comunidad sean un proceso de servicio comunal y no una forma para
beneficiarse en el sentido que sea y de dominación de los demás propietarios. Escudarse
en la ley para lo que conviene y saltársela, junto con los estatutos, cuando
viene en gana es el abuso más abyecto que puede haber.
La permanencia en los cargos de
estas dos personas a las que me he referido anteriormente ha venido ocurriendo
durante años, con el apoyo y beneplácito y presunta conveniencia del
administrador que por desgracia tenemos. Gracias a Dios por el momento este año
se ha cortado esto. Tenemos nuevo presidente (el cual contó con mi voto) y vicepresidente. Espero no defrauden
expectativas.
En la próxima entrada publicaré
un listado con los años en que estas dos mujeres han estado ocupando cargos en
las juntas y con los votos con los que se presentaron cada año.
Y en la siguiente explicaré, según mi criterio, cuales son otras posibles
razones por la que ciertas personas se aferran con uñas y dientes a esos puestos.